Por lo general, hacerlo no implica sacrificios titánicos, y las más de las veces sólo exige adoptar unas cuantas y fáciles buenas costumbres:
1. Toma por lo menos 2 litros de agua al día, sin saborizantes, ni azúcar.
2. Es preferible beber un jugo natural que un refresco; el primero tiene más fibra.
3. Come 5 veces al día: desayuno, colación matutina, comida, colación vespertina y cena. En cada ocasión, toma tiempo suficiente para cada una de tus comidas, al menos 30 minutos.
4. Mastica cada bocado al menos 20 veces; lo ideal es masticarlo 30 veces.
5. Haz ejercicio (1 hora diaria): usa las escaleras, toma un paseo después de comer, corre, haz yoga, meditación o el ejercicio de tu preferencia.
6. Planea tu alimentación con un día de anticipación, pues el hambre es nuestro mayor enemigo para lanzarnos sobre los “antojos”.
7. Prefiere alimentos asados o al vapor, en lugar de alimentos capeados, fritos o empanizados.
8. Realiza un check-up con tu médico y nutriólogo. Además. pide una solicitud para realizarte unos análisis clínicos (de sangre) y averiguar tu nivel de lípidos (colesterol, triglicéridos, etc.)
9. Selecciona, cada vez que sea posible, alimentos naturales en lugar de industrializados o procesados.
10. Evita los aderezos en las ensaladas, prefiere el limón y el aceite de oliva.
PERO EN POCAS PALABRAS TODO SE PRODUCE POR INGERIR MAS CALORÍAS DE LAS QUE CONSUMIMOS O GASTAMOS.
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